¬ Miradas (Proyecto con la fundación Down Compostela)

 

A veces nos encontramos con la suerte de hacer no solo aquello que mas nos gusta, sino que además gracias a ello aprendemos y nos hacemos un poco mejor persona de lo que ya éramos. Algo así me sucedió cuando llegó hasta mi la oportunidad de participar en este maravilloso e interesante proyecto fotográfico en colaboración con la fundación Down Compostela.


El proyecto tenia la ambición de reunir a un grupo de fotógrafos para que retratáramos, en la medida de lo posible, diferentes puntos de vista de la vida de personas con síndrome de Down. Cuando me reuní en la asociación con Pilar Caamaño por primera vez, con la que habia contactado antes manifestándole me interés sobre dicho proyecto, y acepté embarcarme en el en este viaje, aun no tenia ni idea de que esto no iba a ser simplemente unas fotos más. No habia previsto que por el camino iba a conocer a gente imprescindible con la que disfrutaría de mi sabiduría y de la suya, de mi inocente ingenuidad y de la suya, compartiendo risas y alegrías y momentos deliciosamente entrañables. Gracias a mis parejas -Daniel, Elena, Cristina y Carlos- por todo lo compartido.


Ahora, una vez terminado el proyecto, con las fotos hechas y la experiencia vivida puedo decir que tuve la suerte de poder dirigir mi mirada sobre el tema de la pareja en el síndrome de Down. Cuando se me brindó la posibilidad de elegir entre varias realidades de la vida de los chicos de la asociación, me llamó especialmente la atención la que se centraba en esta parte tan importante de sus vidas, de la vida de cualquier persona. Nunca antes habia conocido a ninguna pareja en la que, ni siquiera, uno de sus componentes tuviera síndrome de Down y la idea de poder acercarme y conocer ese espacio intimo, de mostrar en una fracción de segundo –que es lo que dura el clic de una foto- lo que sucede en el interior de ellos, en lo que sin duda son sus deseos y anhelos mas profundos y honesto, me parecía la mejor manera de llegar a una verdad mas desnuda y  bella, con menos artificios, de lo que son y quieren ser.

No puedo negar que a medida que fue avanzando el proyecto, que aumentaban los encuentros, las conversaciones, las preguntas y las respuestas. Que cuanto más fui sabiendo de las circunstancias generales y concretas que rodea a parejas con síndrome de Down, con mayor desagrado fui encontrando levemente, de una manera muy velada, una cierta desconsideración –quizás exceso de consideración- una pequeña incomodidad que afloraba desde ciertos convencionalismos sociales soterrados a los que no habia llegado la luz ni la apertura propias de tiempos mas generosos y comprometidos.

Quise que con mis fotos se rompieran estos prejuicios, esta incomprensión profunda y sin rostro. Quería destrozar las miradas artificiosas, proclamar alto y claro la libertad, la alegría y la belleza que es saberse acompañado en el camino de la vida compartiendo ilusiones y deseos. Sin embargo después de todo me he encontrado que en realidad las parejas que he fotografiado estaban por encima de todo esto. Que vivían con una naturalidad universal, igual a la de todo el resto del mundo, su relación. Que sus encuentros, su consolidación como pareja con sus primeros acercamientos y separaciones posteriores, sus idealizaciones, sus proyecciones, su amistad, su sexualidad son totalmente indiferenciable de la de otra pareja cualquiera. O visto al revés, que todas estas cosas propias del amor, son únicas en cada pareja porque cada una la vive intensamente a su manera, que cada pareja no deja de ser una cosa diferente al resto y el resto poco tiene que decir sobre esto. 

 

                                                                                      Rafael Pasadas